A VUELTAS CON LA FILOSOFIA


DIÁLOGOS CON LA FILOSOFÍA


1ª Sesión: ¿Porqué la filosofía?

1.- Un saber racional que se interroga a sí mismo.

2.- La primera paradoja: asusta pero se usa indiscriminadamente.

3.- La segunda paradoja: éxito de los libros de “autoayuda” y fracaso de los libros de            filosofía pura.

4.- Pero, ¿para qué sirve
- “Tomarse  las cosas con filosofía”
- “Comer el coco a los demás”
- “Hacerse pajas mentales”
- Dialogar con uno mismo y con los demás.
5.- Racionalidad y diálogo.
            5.1 El monólogo como patología individual y social.
            5.2 Diálogo, racionalidad y conocimiento. Necesidad natural, necesidad   psicológica, necesidad social.
            5.3 Lo racional y lo emocional.
            5.4 El diálogo filosófico y la esperanza.
6.- Filosofía y sentido común.
7.- Filosofía y ciencia.
8.- Filosofía y fe racional

TEXTO
En la sociedad actual, el predominio de la tecnología unido al afán consumista provocan la falsa idea de que el complejo industrial comercial elaborará indefinidamente soluciones a todos nuestros problemas y demandas, incluidas aquellas que nunca se nos hubieran ocurrido a nosotros solos. Por otra parte lo que las ciencias nos explican a cerca de la realidad, tanto social como cósmica, es tan complejo que muchos recurren a ese viejo tópico de que se es más feliz (o menos desgraciado) viviendo en la inmediatez y en la ignorancia de todo lo demás.

A VUELTAS CON LA FILOSOFÍA

RESUMEN

 La filosofía es un saber muy curioso.
 Es el único saber que se está constantemente interrogando por sí mismo, examinándose y poniéndose en cuestión, y eso que se trata del saber racional más antiguo y , en gran medida el padre de los demás saberes racionales, es decir, de las distintas ciencias.

Es además un saber lleno de paradojas:
-Por un lado provoca respeto e incluso temor, pero por otro lado se utiliza indiscriminadamente para hablar de cualquier cosa, un partido de fútbol, la estrategia de ventas de una empresa, la forma de comer o de vestir. También se utiliza para explicar cosas más importantes como la forma en que educamos a nuestros hijos o en que enfrentamos el sufrimiento o la adversidad. 
-Comúnmente asustan los libros de filosofía pura o filosofía académica, mientras que triunfan y son superventas muchos de los llamados libros de crecimiento y autoayuda que tratan cuestiones similares. 

Parece, pues, que no podemos prescindir de la filosofía, como no podemos prescindir de la música o del arte, de la curiosidad o del afán de trascender el instante en que vivimos. Así pues, habremos de preguntarnos para qué sirve.

¿Es una especie de terapia? Así la consideran algunos. Se han escrito en este sentido algunos libros que han resultado superventas y se han abierto incluso gabinetes de terapia filosófica. No es nada nuevo, pues es muy antigua la expresión "tomarse las cosas con filosofía", pero ¿qué puede querer decir?
Es evidente que la conciencia, cuando actúa con serenidad, cuando se encuentra alejada de las compulsiones, prisas y exigencias de la realidad inmediata, es un instrumento fundamental de nuestra salud psíquica; es el único elemento que nos sitúa por encima de la herencia y de los mecanismos de la coercción social, que nos permite esperar algo más de nosotros mismos y del futuro.
Pensar, reflexionar, es tan sano y necesario como reír o emocionarnos.

"No me comas el coco", "no me rayes" son expresiones odiosas para cualquiera porque expresan un rechazo o peor aún la indiferencia, pero pueden tener cierta justificación en un uso de la filosofía, especialmente de sus recursos argumentativos y dialécticos, exclusivamente como un medio para engatusar, deslumbrar, convencer al margen del propio convencimiento. En filosofía, como en ética y en política, los medios no deben ir nunca separados de los fines.

Hay también quien ve la filosofía como un puro pensar, como ese placer complejo del que hablaba Borges.

La filosofía puede servir, por lo tanto, para muchas cosas, pero a mi me interesa destacar la que considero más radical e importante: la filosofía como diálogo.
Después de la postura erguida, directamente asociada a la bipedia, la capacidad de hablar es nuestra más importante característica específica. Pero hablar, evidentemente, no significa solo emitir sonidos articulados, supone la capacidad previa de crear un mundo simbólico que nos permite imaginar, innovar, expresar experiencias y emociones... comunicarnos de una manera única. Las palabras expresan ideas cargadas muchas veces de un gran contenido emocional. Gracias a ellas interpretamos el mundo y nuestra propia realidad interior.
La reflexión es el diálogo con uno mismo. Exige tener un dominio del tiempo interior. Es el trabajo de la conciencia que se eleva por encima del yo inmediato y previsible, esclavo de las circunstancias y de los condicionamientos,  y nos conecta con ese otro yo capaz de crear.
Pero aunque somos poseedores de este mundo único, el mundo de la conciencia, no podemos vivir solos. Venimos de la tribu y cada vez que nos vamos a nuestro mundo interior sabemos que tenemos que regresar a ella; es más, la tribu, el colectivo humano al que pertenecemos, forma parte de ese mundo interior, nosotros nos proyectamos en él y sobrevivimos gracias a él. Así pues necesitamos de otro diálogo: el diálogo con los demás, con nuestros semejantes.
Necesitamos que nos entiendan y entender, necesitamos ponernos de acuerdo sobre un montón de cosas, porque nuestro instinto, nuestra conducta innata, e insuficiente para guiarnos en este mundo.
También necesitamos dialogar con este mundo, con la naturaleza que nos sustenta y de la cual provenimos, con los otros seres vivos y con el universo que nos alumbra, y ese diálogo se llama conocimiento, pero también se llama sensibilidad. Desprovistos de ambas cosas somos anomalías sin futuro.

Así pues, la filosofía es ante todo un diálogo, un diálogo racional, que no excluye lo emocional pero que se rige fundamentalmente por la lógica.

Lo contrario del diálogo es el monólogo solipsista, ese que es tan frecuente en "los medios" y en la vida ordinaria y que consiste en hablar sin escuchar e incluso sin escucharse, sin ningún sentido crítico y sin el más mínimo respeto a la coherencia ni a las evidencias empíricas, haciendo alarde de ignorancia y de enfermiza prepotencia.
 Cuando el monólogo es coral tenemos la imbecilidad fanática. 
Es curioso que tanto el egoista ( que cree ser el único importante) como el fanático alienado por el líder o el profeta compartan un mismo rasgo básico y original: la sordera intelectual.

La comunicación es un proceso plural, gradual y complejo que comienza por el intercambio de átomos y culmina con el de ideas y sentimientos, el diálogo racional y el emocional, la lógica y la empatía. 
Parece que en este mundo, en el universo que conocemos, el intercambio es la clave de la evolución, de la creatividad y de la propia vida. Si no hay intercambio no hay movimiento, no hay vida, pero tampoco hay esperanza.
Somos los seres más complejos de este planeta, pero también los más frágiles, somos los más sabios y a la vez los más ignorantes; para sobrevivir necesitamos el conocimiento y la cooperación.

La incomunicación produce, pues, ceguera y sordera intelectual, es la base de la ignorancia; pero hay algo todavía algo peor: la tara emocional, la falta de empatía. Esto puede deberse, en ocasiones,  a factores neurológicos, pero la tara emocional más peligrosa, la más generalizada, es la que obedece a factores educacionales y sociales.

Ahora preguntémonos: ¿puedo salvarme yo solo? (es decir conseguir una vida digna y feliz), ¿puedo pensar en un futuro para mis hijos y demás seres queridos al margen de la realidad que me rodea?. Si la respuesta es negativa, entenderé la necesidad de un diálogo conmigo mismo, con los demás y con la naturaleza.

Para dialogar con uno mismo y con los demás no necesitamos empaparnos de la literatura filosófica más especializada, podemos y debemos empezar por crear nuestro propio espacio interior, un tiempo de experimentación y diálogo con nosotros mismos, de reflexión y análisis de la realidad al margen de las convulsiones y urgencias de la vida cotidiana. Pronto veremos aparecer una vision más serena y objetiva de las cosas junto con alguna ideas estimulantes para enfrentarnos a la realidad o simplemente disfrutar de ella y, si seguimos por ese camino, comenzaremos a dialogar con los demás de una manera más auténtica y profunda,  nos daremos cuenta que nuestros pensamientos no son una rareza o excepción, que muchos pensadores del pasado dijeron cosas semejantes, que no necesitamos libros de autoayuda sino ayudarnos, pensar, dialogar e informarnos.

Efectivamente la filosofía se basa en el sentido común (cuando el sentido común consiste en el uso razonable de la experiencia y la reflexión interna), pero  además necesitamos la información que nos proporciona la ciencia. La tarea de divulgación científica debiera ser una prioridad de las políticas sociales, porque nuestro mundo depende hoy más que nunca de esos conocimientos específicos.

Construir una esperanza es construir una vida humana, pero construirla al margen de la razón es una anomalía que suele dar lugar a patologías social y psicológicamente  muy peligrosas.

PROPUESTA DE COMENTARIO DE TEXTO

Análisis (descomposición en sus elementos: ideas, argumentación...) En el texto propuesto se destacan dos ideas: la mitificación de la tecnología y la justificación de actitudes pasivas y conformistas, el no querer saber y no cuestionarse lo que se ha de hacer.
Opinión (crítica razonada y razonable) Dado que esto es un ejemplo ofreceré la mía propia: En primer lugar siempre es peligroso convertir una creación humana en algo superior al propio ser humano, ajeno a sus circunstancias e intereses (esto es lo que significa "mitificar") puesto que de esta manera perdemos el control sobre aquello que hemos mitificado y es muy fácil que acabe siendo controlado y manipulado por quien detente el poder. En cuanto a la ignorancia y la pasividad difícilmente se podrá argumentar que es una actitud inteligente, pues, como dijo alguien en el debate, al poder no le interesa gente que piense, indague  y se cuestione las cosas, no le interesa gente autónoma, sino gente dependiente.

DEBATE

Además de la ya mencionada, se vertieron en este primer debate  opiniones muy interesantes:
- La necesidad de escuchar y comprender para también ser escuchado y comprendido.
- La necesidad de no vivir solo dominado por las obligaciones sociales y laborables y de crear un espacio de autonomía personal.
- La importancia de un aprendizaje crítico en lugar de mecánico, instrumental y memorístico.
- La necesidad de mejorar nuestro mundo y este mundo y la posibilidad de hacerlo a partir de la razón y el sentimiento.

¡Gracias a todos! Creo que podemos sentirnos satisfechos.

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